La Gran Depresión en Puerto Rico
jueves, 18 de febrero de 2016
La Gran Depresion del 1929 y la crisis financiera actual
http://www.eleconomista.es/firmas/noticias/834993/10/08/La-Gran-Depresion-de-1929-y-la-crisis-finaciera-actual.html
Estamos sufriendo nuevamente una crisis parecida a la de 1929. La actual crisis es grave, y ciertamente empeorará. En previas columnas, hemos pronosticado condiciones económicas muy duras durante los próximos trimestres, a medida que se reduzca el consumo. Pero, por una serie de razones, no creemos estar en vísperas de la segunda Gran Depresión . Por cierto, parafraseando a Franklin Delano Roosevelt, el principal peligro es mostrar pesimismo ante el pesimismo.
Insistimos: habrá dolorosas dificultades en el futuro. Pero también creemos que cuando el dolor se atenúe, y lo hará, la economía global será más vigorosa y firme que nunca antes. Sólo tenemos que llegar hasta allí. Y lo importante es dejar de estar obsesionado con este miedo a la crisis.
Debe saber que usted no está solo. Y nos agrada tener la oportunidad de contestar a algunos periodistas financieros y a los eruditos que pronostican la tormenta más grande de sus carreras. El entusiasmo que muestran es comprensible, pero tal vez han perdido algo de perspectiva.
La Gran Depresión de 1929
Comencemos comparando las condiciones que rodeaban la economía que se derrumbó hace unos 80 años. Seguramente en la actualidad hay circunstancias parecidas al período de 1929-1933. Pero esas circunstancias son empequeñecidas por gigantescas diferencias.
Por ejemplo, en 1930, la ley Smoot Hawley abrió el camino a una década de tarifas restrictivas y de discordias internacionales. En la actualidad, la crisis está marcada por un alto grado de comercio libre y de cooperación global. En 1933, la ley de Recuperación Nacional de la Industria alentó la creación de carteles de las empresas manufactureras y de los sindicatos. Como resultado, disminuyó la competitividad a nivel interno. Y eso en nada se compara con la actual situación. Las empresas estadounidenses se encuentran en mejores condiciones que nunca para luchar.
Finalmente, una segunda Gran Depresión es muy difícil que se concrete debido a las instituciones creadas para lidiar con la primera. El ejemplo más prominente es la Corporación Federal para Asegurar los Depósitos, esencial para estabilizar el sistema bancario. No todos los pesimistas están alzando el fantasma de la Gran Depresión . Algunos señalan que enfilamos hacia una recesión profunda como a comienzos de la década del ochenta, cuando el Producto Interior Bruto de Estados Unidos tuvo saldos negativos en cinco de ocho trimestres, siendo el peor trimestre uno en que bajó el PIB un 7,8 por ciento. En esa época, la inflación se acercó al 15 por ciento, los intereses oscilaban en el 21,5 por ciento y el desempleo alcanzó al 11 por ciento.
Tal como indicamos, seguramente los indicadores económicos actuales empeorarán, pero no llegarán, ni remotamente, a las cifras de hace dos décadas.
Y hay otros expertos que pronostican que marchamos directamente hacia un socialismo al estilo de Francia. En nuestra opinión, ocurrirá lo contrario. El Gobierno de Estados Unidos tiene una larga historia de lidiar con las intervenciones de manera rápida y salir de ellas apenas la situación mejora.
EEUU, en condiciones de luchar
Para tomar un ejemplo reciente, en 1984, el Gobierno federal compró un 80 por ciento del banco Continental Illinois, lo administró durante diez años y luego lo vendió al Bank of America. En 1989, creó el fondo de fideicomiso Resolution Trust Company. Ese fondo solucionó la crisis de las entidades de ahorro y préstamos y luego cerró sus puertas. Y el actual plan del Gobierno, el TARP -siglas en inglés de Troubled Asset Relief Program, o programa de asistencia para activos en problemas- no parece ser una excepción. Los términos de sus préstamos dan a los bancos la flexibilidad necesaria para operar e incentivos para librarse de las inversiones del Gobierno en un lapso de cinco años.
Para decirlo de manera sencilla: los gerentes deberían cesar de mirar hacia el pasado tratando de descubrir qué es lo que ocurrirá en el futuro. Se trata de un ejercicio inútil, dados los hechos. Peor aún, es contraproducente, si no peligroso. Para superar la crisis, como ocurre con cada crisis, los líderes necesitan mostrar que hay motivos para la confianza. Estados Unidos es un país repleto de energía y de creatividad. Es una cultura que exalta al empresario emprendedor. Y ese empresario es la fuente de cada recuperación. Su sistema de enseñanza universitaria es la envidia de todo el mundo. El país está repleto de miles de vigorosas compañías que cuentan con gran capital. Y aunque la crisis seguramente se acentuará, también creará vastas oportunidades. Muchas personas comenzarán a atender el famoso consejo de Warren Buffet: "Hay que tener miedo cuando las personas se vuelven codiciosas, y hay que ponerse codicioso cuando las personas comienzan a sentir miedo".
No somos optimistas a ultranza. Como parte de nuestra condición humana, solemos pensar que vivimos "en los peores tiempos jamás imaginados". Postulamos una actitud diferente. Estamos experimentando una corrección dolorosa, pero necesaria. Y eventualmente, eso derivará en una sociedad más saludable, con un foco renovado en la productividad, una intensificación de las innovaciones, y controles mejores de las empresas. No hemos llegado al final. Nos aguarda un nuevo comienzo
Estamos sufriendo nuevamente una crisis parecida a la de 1929. La actual crisis es grave, y ciertamente empeorará. En previas columnas, hemos pronosticado condiciones económicas muy duras durante los próximos trimestres, a medida que se reduzca el consumo. Pero, por una serie de razones, no creemos estar en vísperas de la segunda Gran Depresión . Por cierto, parafraseando a Franklin Delano Roosevelt, el principal peligro es mostrar pesimismo ante el pesimismo.
Insistimos: habrá dolorosas dificultades en el futuro. Pero también creemos que cuando el dolor se atenúe, y lo hará, la economía global será más vigorosa y firme que nunca antes. Sólo tenemos que llegar hasta allí. Y lo importante es dejar de estar obsesionado con este miedo a la crisis.
Debe saber que usted no está solo. Y nos agrada tener la oportunidad de contestar a algunos periodistas financieros y a los eruditos que pronostican la tormenta más grande de sus carreras. El entusiasmo que muestran es comprensible, pero tal vez han perdido algo de perspectiva.
La Gran Depresión de 1929
Comencemos comparando las condiciones que rodeaban la economía que se derrumbó hace unos 80 años. Seguramente en la actualidad hay circunstancias parecidas al período de 1929-1933. Pero esas circunstancias son empequeñecidas por gigantescas diferencias.
Por ejemplo, en 1930, la ley Smoot Hawley abrió el camino a una década de tarifas restrictivas y de discordias internacionales. En la actualidad, la crisis está marcada por un alto grado de comercio libre y de cooperación global. En 1933, la ley de Recuperación Nacional de la Industria alentó la creación de carteles de las empresas manufactureras y de los sindicatos. Como resultado, disminuyó la competitividad a nivel interno. Y eso en nada se compara con la actual situación. Las empresas estadounidenses se encuentran en mejores condiciones que nunca para luchar.
Finalmente, una segunda Gran Depresión es muy difícil que se concrete debido a las instituciones creadas para lidiar con la primera. El ejemplo más prominente es la Corporación Federal para Asegurar los Depósitos, esencial para estabilizar el sistema bancario. No todos los pesimistas están alzando el fantasma de la Gran Depresión . Algunos señalan que enfilamos hacia una recesión profunda como a comienzos de la década del ochenta, cuando el Producto Interior Bruto de Estados Unidos tuvo saldos negativos en cinco de ocho trimestres, siendo el peor trimestre uno en que bajó el PIB un 7,8 por ciento. En esa época, la inflación se acercó al 15 por ciento, los intereses oscilaban en el 21,5 por ciento y el desempleo alcanzó al 11 por ciento.
Tal como indicamos, seguramente los indicadores económicos actuales empeorarán, pero no llegarán, ni remotamente, a las cifras de hace dos décadas.
Y hay otros expertos que pronostican que marchamos directamente hacia un socialismo al estilo de Francia. En nuestra opinión, ocurrirá lo contrario. El Gobierno de Estados Unidos tiene una larga historia de lidiar con las intervenciones de manera rápida y salir de ellas apenas la situación mejora.
EEUU, en condiciones de luchar
Para tomar un ejemplo reciente, en 1984, el Gobierno federal compró un 80 por ciento del banco Continental Illinois, lo administró durante diez años y luego lo vendió al Bank of America. En 1989, creó el fondo de fideicomiso Resolution Trust Company. Ese fondo solucionó la crisis de las entidades de ahorro y préstamos y luego cerró sus puertas. Y el actual plan del Gobierno, el TARP -siglas en inglés de Troubled Asset Relief Program, o programa de asistencia para activos en problemas- no parece ser una excepción. Los términos de sus préstamos dan a los bancos la flexibilidad necesaria para operar e incentivos para librarse de las inversiones del Gobierno en un lapso de cinco años.
Para decirlo de manera sencilla: los gerentes deberían cesar de mirar hacia el pasado tratando de descubrir qué es lo que ocurrirá en el futuro. Se trata de un ejercicio inútil, dados los hechos. Peor aún, es contraproducente, si no peligroso. Para superar la crisis, como ocurre con cada crisis, los líderes necesitan mostrar que hay motivos para la confianza. Estados Unidos es un país repleto de energía y de creatividad. Es una cultura que exalta al empresario emprendedor. Y ese empresario es la fuente de cada recuperación. Su sistema de enseñanza universitaria es la envidia de todo el mundo. El país está repleto de miles de vigorosas compañías que cuentan con gran capital. Y aunque la crisis seguramente se acentuará, también creará vastas oportunidades. Muchas personas comenzarán a atender el famoso consejo de Warren Buffet: "Hay que tener miedo cuando las personas se vuelven codiciosas, y hay que ponerse codicioso cuando las personas comienzan a sentir miedo".
No somos optimistas a ultranza. Como parte de nuestra condición humana, solemos pensar que vivimos "en los peores tiempos jamás imaginados". Postulamos una actitud diferente. Estamos experimentando una corrección dolorosa, pero necesaria. Y eventualmente, eso derivará en una sociedad más saludable, con un foco renovado en la productividad, una intensificación de las innovaciones, y controles mejores de las empresas. No hemos llegado al final. Nos aguarda un nuevo comienzo
Efectos de la Gran Depresion en Puerto Rico
Con todos los problemas económicos que había en los 30 nadie se esperaba esto. Un suceso tan devastador como un huracán La gran depresión, caída de la bolsa de valores en estados unidos se escucha como si no hubiera pasado nada pero es muy diferente. Muchas cosas pasaron: ingresos bajaron, beneficios dejaron de existir pero si estados unidos es grande y tuvo un efecto tan masivo en la población imagina como afecto a Puerto Rico.
Efectos directos en la población:
Antes de la depresión la economía se mantenía por la agricultura, pero después de la depresión no se podía sembrar y vender tan fácilmente. Todo lo esencial estaba subiendo de precio y las tierras no había quien las trabajara sin cobrar mas. Los jefes no tenían forma de pagarles a los trabajadores y con esto hubo un 30% más de desempleo en la isla. Como había tanta falta de trabajo en el campo mucha de la población decide mudarse para la zona urbana pensando que había mas trabajo.
PRERA:
En el 1993 con el nuevo trato de franklin D. Roosevelt vino la prera. Esto fue un plan para ayudar con la causa de la depresión a Puerto rico. Era para poder distribuir agua, comida, hacer edificios escolares, algunos centros médicos. Al principio parecía buena la idea pero no funciono tan bien como debió, después de un tiempo algunas fábricas pudieron dar trabajo a 50mil personas, las tabacaleras y las cafetaleras iban a recobrar vida y volver a abrir. Después de esto la PRERA fue subsidiada.
PRRA:
Otra parte del nuevo trato pero este fue hecho en el 1995. Este era muy parecido a la prera pero se concentro mas en crear vivienda para la gente sin casa, extender las lineas eléctricas a otros lugares donde la energía eléctrica no existía, escuelas, fabricas de cemento, cooperativas y cooperativas de agricultores. Gracias a la prra se emplearon casi 60,000 personas.
La gran depresión tomo a Puerto Rico y lo dejo como si hubiera pasado un temporal. (Sin incluir a los que pasaron por la isla en estos tiempos) Estuvo así por mucho tiempo pero poco a poco se pudo ir resolviendo los problemas. No se puede arreglar una situación de tal magnitud tan rápido pero con la ayuda le la PRERA, la PRRA, otros planes mas y la cooperación de todos se pudo recuperar un poco mas rápido.
Antes de la depresión la economía se mantenía por la agricultura, pero después de la depresión no se podía sembrar y vender tan fácilmente. Todo lo esencial estaba subiendo de precio y las tierras no había quien las trabajara sin cobrar mas. Los jefes no tenían forma de pagarles a los trabajadores y con esto hubo un 30% más de desempleo en la isla. Como había tanta falta de trabajo en el campo mucha de la población decide mudarse para la zona urbana pensando que había mas trabajo.
PRERA:
En el 1993 con el nuevo trato de franklin D. Roosevelt vino la prera. Esto fue un plan para ayudar con la causa de la depresión a Puerto rico. Era para poder distribuir agua, comida, hacer edificios escolares, algunos centros médicos. Al principio parecía buena la idea pero no funciono tan bien como debió, después de un tiempo algunas fábricas pudieron dar trabajo a 50mil personas, las tabacaleras y las cafetaleras iban a recobrar vida y volver a abrir. Después de esto la PRERA fue subsidiada.
PRRA:
Otra parte del nuevo trato pero este fue hecho en el 1995. Este era muy parecido a la prera pero se concentro mas en crear vivienda para la gente sin casa, extender las lineas eléctricas a otros lugares donde la energía eléctrica no existía, escuelas, fabricas de cemento, cooperativas y cooperativas de agricultores. Gracias a la prra se emplearon casi 60,000 personas.
La gran depresión tomo a Puerto Rico y lo dejo como si hubiera pasado un temporal. (Sin incluir a los que pasaron por la isla en estos tiempos) Estuvo así por mucho tiempo pero poco a poco se pudo ir resolviendo los problemas. No se puede arreglar una situación de tal magnitud tan rápido pero con la ayuda le la PRERA, la PRRA, otros planes mas y la cooperación de todos se pudo recuperar un poco mas rápido.
miércoles, 10 de febrero de 2016
Crisis en Wall Street
La Crisis de 1929
El 24 de octubre de 1929 (jueves negro) se produjo una quiebra del mercado de valores de Nueva York, que provocó un prolongado período de deflación. La crisis se trasladó rápidamente al conjunto de la economía estadounidense, europea y de otras áreas del mundo. Una de sus consecuencias más inmediatas fue el colapso del sistema de pagos internacionales.
La debacle económica de 1929 ha concitado la atención de historiadores y economistas como no lo ha hecho ningún otro momento de la historia económica del capitalismo. El debate en torno a los orígenes de la crisis se prolonga, de hecho, hasta los años ochenta, reactivado por la necesidad de dar una explicación fundada a la crisis de las últimas décadas. Marxistas, monetaristas y keynesianos han intentado dar una explicación de este episodio que, en realidad, se correspondió con un largo período, que va desde 1929 hasta 1939.
1929: Una multitud se agolpa en Wall Street para vender sus acciones
El crack de 1929 tuvo claros precedentes en Europa y también en EEUU. En 1927 se produjo la caída del mercado de valores de Alemania, en 1928 esto se repite en Gran Bretaña, y en febrero de 1929 en Francia. El carácter espectacular del hundimiento de la Bolsa de Nueva York no debe eclipsar, sin embargo, otro tipo de manifestaciones que dan cuenta de la difícil situación por la que atravesaba el capitalismo.
En diciembre de 1928, la poderosa industria del acero de Renania- Westfalia había hecho suspensión de pagos y provocó una fuerte recesión en toda Alemania. Los signos que precedieron al colapso en EEUU fueron contradictorios. Por una parte, el mercado de valores conoció una actividad febril, con fuertes beneficios y un incremento sostenido de los precios de las acciones. Por otra parte, de Europa, y de la misma economía estadounidense, provenían signos inequívocos: la caída de la construcción (debido en gran medida al menor ritmo de inmigración); la debilidad del índice de producción industrial daba también señales claras de una inminente recesión.
La deflación, la caída de la producción, la acumulación de stocks, el desempleo masivo, la contracción del comercio mundial y la ruptura del sistema de pagos internacionales marcaron la coyuntura en la mayoría de países capitalistas avanzados. El paro superó los 12 millones en EEUU, siete millones en Alemania y tres millones en Gran Bretaña. La producción industrial cayó entre 1929 y 1932 un 38 por ciento a escala mundial, y un 50 por ciento en EEUU. Galbraith («El crac del 29», 1955) distingue entre el crac propiamente y lo que él llama la «Gran Crisis», período este último que se prolonga hasta 1939.
Las explicaciones de las causas de la crisis son variadas y complejas, si bien coinciden en la conjunción de diversos factores económicos y sociales, y que, a su vez, se influenciaron recíprocamente. Las consecuencias que produjo el tratamiento de la crisis fueron absolutamente trascendentales, hasta el punto que los historiadores más prestigiosos la responsabilizan directamente de la II Guerra Mundial. Las medidas económicas adoptadas en la mayoría de países produjeron un fraccionamiento de la economía mundial y un fuerte impulso de la autarquía.
Se constituyeron bloques monetarios liderados por EEUU, Francia y Gran Bretaña. La fragmentación del comercio mundial afectó de desigual forma a los grandes países. Mientras que Francia y Gran Bretaña pudieron reorientar su comercio hacia sus respectivos imperios coloniales -EEUU lo hizo hacia América Latina-, Alemania, Italia y Japón, por su parte, se volcaron en programas de rearme de gran alcance, en un contexto de tensiones crecientes en el sistema internacional. Esta crisis marcó asimismo el fin de la ilusión acerca de la capacidad del capitalismo para autorregularse, dando paso, bajo distintas modalidades, a la intervención masiva y directa del Estado en los procesos de reproducción económicos.
Noticia
http://periodismo-alternativo.com/2014/08/22/peor-que-en-la-recesion-de-1930-la-recesion-de-europa-es-realmente-una-depresion/
Peor que en la recesión de 1930: La recesión de Europa es realmente una depresión
Por Matt O’Brien
En gris, el bloque de la libra esterlina 1929-38: Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. En rojo, Japón 1992-2001.En amarillo el bloque del oro.En negro, la Eurozona 2007-2014. No sólo esta última obtiene el peor resultado, sino que además está amesetada. “Tal como argumentaba la semana pasada, la eurozona es una de las peores catástrofes de la historia económica.”
Los Estados unidos han tenido su peor recuperación en la historia. Gran Bretaña también ha tenido su periodo más lento.Seis años más tarde, Europa se ha distinguido por no tener recuperación en absoluto. Y tal cmo se ve en el gráfico, va a ser peor que en los años 30.
El PIB de la Eurozona todavía no ha regresado a nivel de 2007 y no parece que lo vaya a hacer próximamente. De hecho, no está claro si la última recesión había terminado antes de darnos cuenta que la Eurozona había dejado de crecer de nuevo en el segundo trimestre. Ni siquiera Alemania ha sido inmune: su PIB cayó un 0,2% respecto al trimestre anterior.
Es una política que induce al desastre.
Demasiada austeridad y demasiado poco estímulo fiscal han paralizado el crecimiento económico como nunca antes. Europa lo está haciendo peor que Japón durante su “década perdida,” peor que el bloque de la esterlina durante la Gran depresión.
Artículo completo en inglés: The Washington Post
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